Yo solo vine a dar asco. Como ver a tu padre en tanga haciéndole fisting
anal a tu abuelo (buscaba las llaves del híbrido. Deberías preguntarle a ese
viejo como carajo llegaron allí las llaves) mientras le come la polla a tu madre
por debajo de los huevos (Si, tu madre tiene polla) y se la comía sin ganas por
vicio ya.
Ni más, ni menos.
Si viniste buscando los lamentos de un joven taciturno para empatizar con
sus pensamientos, ya que eres tan único y especial como para sentirte identificado
por alguien roto, te puedes ir yendo a tomar por culo. No soy el jodido Franz
Kafka.
Vete a lloriquear a otro lado, pringado.
Si algo de lo que aquí leas te hace sentir algo más aparte de asco, si por algún
casual te sientes identificado con cualquiera de estas líneas, créeme que
tienes un problema.
El problema de Internet es que cualquier tarado como yo puede soltar sus
mierdas aquí, sus lluvias de barro.
Y cuando digo lluvias de barro es un eufemismo para referirme a esa extraña
mezcla entre diarrea mental y vómitos emocionales con las que impregnaré cada rincón
de este blog, soltando toda la mierda que hay dentro que corrompe el alma y
oxida el corazón.
El psicólogo me dijo que esto era bueno para mí, como terapia. Y, mira, si
alguien lo lee y purga su conciencia social pues mejor.
Ya que al igual que cuando estas enfermo por beber lejía en un absurdo intento
de suicidarte (porque sabes que habría sido más efectivo saltar frente al tren)
y te hacen un lavado de estómago, lo que leas aquí podría ser un perfecto enema
de opiniones políticamente incorrectas con las que podrás expulsar toda esa
bilis que acumulas y sueltas poco a poco en absurdos tweets que nadie lee. Con
esto, vas a explotar, de nada.
Y, por cierto, si eres de los que les da Me Gusta o Retweet a sus propios
tweets… Un consejo: Muérete.
Vas a salir de aquí odiándome, asqueado de lo que digo
y muy cabreado.
Si no, no hice un buen trabajo.
Pero si te gusta lo hardcore, si te gusta dar asco y odias al mundo…
Bienvenido, esto será como hacerse una paja con chinchetas en la mano mientras
cagas cadenas y Luceros del Alba escuchando al Reno Renardo.
Y nada, en serio, absolutamente nada de lo que aqui diga a mi me hace gracia. Esto no es una puta broma. Estais advertidos.
